Jueves,
7 de febrero de 2013
• El mapa de riesgos permite a la CNMV anticiparse en su acción inspectora
y supervisora y reforzar la defensa del inversor
• Es una herramienta para analizar los productos que están vendiendo
las entidades y cómo los comercializan
Este mapa de riesgos se
convierte en una herramienta fundamental de información sobre los productos que
las entidades están vendiendo entre su clientela, así como la forma en que se
están realizando esa comercialización.
La finalidad que persigue la
CNMV con esta iniciativa es anticiparse en su acción inspectora y supervisora y
reforzar la defensa efectiva del inversor.
El documento, que da
cumplimiento al compromiso que la CNMV adquirió en el Plan de Actividades para
2012, persigue un triple objetivo:
Por un lado, realiza un
examen de la actividad y cumplimiento de las normas de conducta por parte de
las entidades que prestan servicios de inversión en nuestro país; por otro,
diseña la estrategia de supervisión e inspección en cada caso concreto; y por
último, detecta posibles indicios de prácticas contrarias a la normativa para
su investigación y análisis.
El mapa de riesgos está en la
línea de las recientes iniciativas abordadas en la Autoridad Europea de de
Valores y Mercados (ESMA) que, tras la experiencia de la crisis financiera,
está analizando mecanismos que permitan a los supervisores tener información
temprana sobre los productos comercializados.
Entidades de crédito
Es la primera vez que la CNMV
obtiene información agregada sobre las normas de conducta en la prestación de
servicios de inversión en España por parte de las entidades de crédito. Estas
entidades, en 2011, prestaron servicios de inversión a 12 millones de clientes,
el 99% de los cuales fueron minoristas.
Se aprecia una elevada
concentración del sector ya que, de 181 entidades que realizan esta actividad,
23 grupos aglutinan el 94% de los clientes minoristas y las tres principales
entidades concentran aproximadamente la mitad de los minoritarios.
Por tipo de instrumento
comercializado a la clientela minorista, el 51% del volumen total se destinó a
productos de renta fija no compleja, el 14% a IIC, el 13% a renta variable y el
restante 22% a otros productos financieros.
En términos agregados el
servicio de inversión que genera mayores ingresos a las entidades de crédito es
el de recepción, transmisión y ejecución de órdenes (2.606 millones de euros,
incluyendo ingresos por comercialización de IIC, que suponen aproximadamente
1.158 millones de euros). Resulta destacable que aproximadamente la mitad de
los ingresos por intermediación corresponden a incentivos percibidos de terceras
entidades.
La prestación de servicios
del servicio de asesoramiento en materia de inversión y gestión discrecional de
carteras tuvo escasa relevancia cuantitativa durante 2011, incluso en los
segmentos de banca personal y privada. Del total de ingresos recibidos por
prestación de servicios de inversión, esta actividad supuso únicamente el 3%
del total.
Empresas de servicios de
inversión
El sector de las empresas de
servicios de inversión estaba compuesto a finales de 2011 por 94 sociedades y
agencias de valores, 6 sociedades gestoras de cartera y 83 empresas de
asesoramiento financiero que atendían a 192.904 clientes, de los que el 92%
estaban segmentados como minoristas.
La intermediación (recepción,
transmisión y ejecución de órdenes) es la actividad principal en términos de
clientes (161.540) e ingresos tanto por comisiones como por la vía de los
incentivos (900 millones por ambos conceptos). Se observa que la intermediación
en productos complejos es importante en número de operaciones y volúmenes (dos tercios
del total), concentrándose fundamentalmente en instrumentos derivados.
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