Foto: www.desmotivaciones.es |
¿Imaginan cuántos jóvenes no pudieron verse a esas horas tan propicias para quedar con sus amigos a cenar o a ir al botellón? ¿cuántas discusiones de pareja se quedaron en el aire, pendiendo de un hilo?, ¿cuántas citas furtivas? ¿cuántos partidos de padel cancelados?, ¿cuántas listas de la compra "live" a medias?, ¿cuántas chorradas se ahorró el mundo?...
Pero también, ¿cuántas parejas se miraron a los ojos durante cuarenta minutos?, ¿cuántos amigos que no se veían hace tiempo marcaron un número de teléfono y oyeron la risa del otro?, ¿cuántas personas en el autobús y por la calle levantaron la mirada y se encontraron con una mirada familiar: la del prójimo, ese que vive en tu ciudad, en tus calles, que tiene las mismas preocupaciones que tú... y al que no acostumbras a mirar, ¡qué digo a mirar!, a ver.
Un amigo comentaba en twitter: "¡qué eso sea noticia!". Acaso hay algo más impactante hoy día que quedarnos sin whatsapp?.
Si el whatsapp empieza a fallar mi mujer ya no podrá decir aquello de: "El domingo vamos a IKEA, o es que no miras el Whatsapp?". Y es que esta aplicación se ha convertido en el BOE de las parejas y de los grupos de amigos (si está en Whatsapp es Ley), y si no estás no eres nadie, si no lo miras varias veces al día no te enteras de lo que piensan los círculos sociales en que te mueves, estas "out".
Y yo que debo estar haciéndome mayor, pienso que la comunicación debe servir para unir y la tecnología si no se usa con moderación acaba deshumanizándonos. Por eso en mi "estado" del Whatsapp tengo puesto: "Miro poco el Whatsapp, si quieres decirme algo es mejor llamarme". Y, claro, me tachan de "anti-social".
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa tu opinión...