20 de Agosto.- El deterioro de la economía española sigue dando signos inequívocos que está muy lejos de revertirse. Según los datos publicados por el Banco de España, al finalizar el mes de junio la tasa de morosidad alcanzó la cota del 11,6%, superando la barrera del 11,38% que había marcado en noviembre de 2012.
Prácticamente de los 1.519 billones que se habían prestado, 176.420 millones eran créditos dudosos. Esto ha provocado que las entidades financieras hayan tenido que destinar 116.334 millones para provisionar créditos, ante la posibilidad de no recuperar parte de este dinero, lo que supone un 15% más que hace un año.
Pero este aumento de los préstamos dudosos no se espera que se detenga hasta por lo menos el primer o segundo trimestre de 2014, especialmente cuando el volumen de estos créditos experimentó una de las subidas más fuertes en el pasado mes de junio situándose en 176.420 millones, lo que supone un incremento de 6.214 millones con respecto a mayo.
Y es que la morosidad crece en paralelo con la recesión. El hecho que la tasa de desempleo haya superado el 26% explica que muchas personas no estén pudiendo hacer frente al pago de sus créditos, sobre todo cuando han agotado el subsidio de desempleo y ya no disponen de ningún ingreso.
Estas cifras constituyen un razonamiento de peso que contradice las recomendaciones de algunos organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que abogan por una reducción en los salarios. Es claro que si las familias perciben un sueldo menor esto provocará un descenso en el consumo y obviamente seguirán aumentando de manera significativa los impagos en la banca.
A esto hay que añadir la restricción de créditos a las pequeñas y medianas empresas, que después de más de seis años de dificultades, no están pudiendo responder a sus préstamos. En estos casos los bancos están tomando la decisión de alargar los plazos, de manera que en los primeros años solo paguen intereses.
Esto ha ocasionado que el Banco de España ante las presiones de la Troika haya endurecido las condiciones para definir un préstamo refinanciado como dudoso, con lo que algunas entidades han comenzado a reclasificar créditos, por lo que se espera que la morosidad continúe en aumento.
Pese a todo, esta morosidad no es real, si tenemos en cuenta el ingente traspaso de activos de las entidades rescatadas a la Sareb, conocida como el “banco malo”, que adquirió una gran parte del mercado inmobiliario español. Aunque es difícil calcularlo, se estima que por lo menos 75.000 millones en créditos se habrían sacado del sistema, por lo que estaríamos hablando de una tasa de morosidad cercana al 14%.
Vamos a ver como evoluciona en los próximos meses, aunque se teme que siga esta tendencia alcista y se pueda establecer un nuevo récord negativo.
Gonher
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